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Crisis del Antiguo régimen en España: Carlos IV y Guerra de la Independencia


La crisis del Antiguo régimen en España, desde finales del siglo XVIII, hasta inicios del XIX.
España pasó de un sistema absolutista a un sistema liberal con sufragio censitario en el período siguiente. Este proceso tuvo lugar en varias etapas: reinado de Carlos IV, el de José I y la Guerra de Independencia y el reinado de Fernando VII, el último absolutista. Los contenidos que aquí se desarrollan son contemporáneos al tema sobre la emancipación americana, van a continuación del tema del siglo XVIII y antes del tema sobre Fernando VII Isabel II. El vocabulario de este tema organizado en estándares de aprendizaje está en esta página y puedes encontrar las imágenes decorativas con los protagonistas de este período aquí. En la página principal de Historia de España puede encontrar enlaces a todos los temas. 
Tiene tres partes: 
  1. De la Revolución francesa a la Guerra de Independencia española
  2. Guerra de Independencia española
  3. Constitución de 1812

 
 

Carlos IV (1793-95)

Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma reinaron entre 1788 a 1808. El monarca no tenía interés en los asuntos de gobierno y se dedicaba a la caza, por eso delegó las tareas de gobierno. Desde 1792 el poder estuvo en manos del ilustrado Godoy que gobernaba como valido [1]. Tanto Carlos como su mujer María Luisa, tenían plena confianza en él, pero contaba con el rechazo de la alta nobleza, indignada porque esos cargos estaban reservados para nobles de su categoría y Godoy era de origen hidalgo (baja nobleza). Además de la alta nobleza, Godoy contó con el rechazo de la Iglesia cuando les expropió parte de sus posesiones para obtener fondos y mantener el esfuerzo bélico.

Godoy hizo reformas de tipo ilustrado con nuevas regulaciones. En esa época se realizó la expedición científica de Malaspina (1789-1794) por América, Asia y Oceanía con aportaciones: astronómicas, geográficas, etnológicas, botánicas, zoológicas, cartográficas, etc. y la  expedición sanitaria de Balmis (1803-06) que llevó la vacuna de la viruela a América. 

En política exterior España llevaba un siglo de alianzas con Francia con los pactos de familia (ya que en los dos países gobernaba la dinastía borbón). Inglaterra fue el principal enemigo del reino de España ya que aspiraba a arrebatarle los territorios americanos españoles.

Haz clic para desplegar y leer sobre la inquietud de los monarcas tras la revolución francesa en las memorias de Godoy (1836) 

  • El rey Carlos IV y María Luisa recibían cada día, como puede muy bien suponerse, una gran impresión, un choque moral con cada noticia nueva de lo que ocurría en Francia: era la época de las angustias, de las desgracias del rey Luis XVI, de la reina María Antonieta y de su infortunada familia (…). Las alteraciones de Francia eran cada día más graves; el peligro de contagio cada vez más amenazador. A un ministro viejo e irresoluto (Floridablanca) acaba de suceder otro anciano que, pasando de extremo contrario, quería arriesgarlo todo (Aranda). La pusilanimidad de uno, la temeridad de otro, inspiraban al rey idéntica desconfianza. Provocaciones, insultos directos salían de la tribuna; el trono de Luis XVI acababa de hundirse; la república le había sustituido y no se hablaba sino de revolucionar los Estados vecinos, de llevar a ellos la propaganda y la guerra. Ya la invasión había tenido lugar en el norte; Luis XVI, jefe de la familia de los Borbones, con la reina y sus hijos, prisioneros iban a ser juzgados.


Haz clic para desplegar y leer La asombrosa y enciclopédica Expedición de Malaspina de la web del Banco Nacional  

  • En los cinco años que duró la expedición recorrieron la costa americana: Montevidéo, Malvinas, cabo de Hornos, Con- cepción, Santiago de Chile, América Central, México, llegando hasta Alaska. Pusieron fin al mito del paso del Noroeste. Desde Acapulco partieron las dos corbetas hacia el Pacífico para un viaje de año y medio: Nueva Zelanda, Australia, Fili- pinas. Regresaron al Callao y la expedición se dividió: un grupo llegó al Atlántico cruzando los Andes y otro doblando el cabo de Hornos. En 1794 regresaron a Cádiz. Allí donde estuvieron realizaron todo tipo de observaciones científicas: astronómicas, geográficas, etnológicas, lingüísticas botánicas, zoológicas, cartográficas y de exploración. Acumularon una gran cantidad de información. La expedición había cumplido gran parte de sus objetivos: la colección de cartas hidro- gráficas, observaciones sobre la gravedad y el magnetismo terrestre, inspección de minas, herbarios, colección de mine- rales y animales, materiales etnográficos e iconográficos,  etc. levantaron un mapa del imperio hispánico. 



Mapa de libre disposición elaborado por el profesor José Javier Martínez. También en mapa mudo.


Guerras posteriores a la Revolución francesa 

Godoy quiso mantener al país en una posición neutral alejado de costosos conflictos, pero la coyuntura internacional se lo impidió. En 1789 se produjo la Revolución Francesa y poco después se ejecutó a Luis XVI (primo de Carlos IV). Por ello España declaró la guerra a Francia y participó en la coalición (junto con Inglaterra) para acabar con los revolucionarios franceses. Fue la Guerra de la Primera Coalición (1793-95) o de la Convención. Los franceses resistieron en todos los frentes y Godoy firmó la paz con Francia por lo que se le concedió el título de “Príncipe de la paz”.

La Francia revolucionaria había podido resistir al resto de países europeos gracias a su nueva forma de organizar el ejército. Con sus levas (reclutamiento) en masa de ciudadanos que defendían su país y los avances que habían logrado con la revolución, se enfrentaban a ejércitos de mercenarios o levas forzosas. Además el genio militar de Napoleón le permitió ganar a todos sus adversarios a pesar de su inferioridad numérica. Su creciente prestigio por sus éxitos militares le permitió tomar todo el poder en Francia con un golpe de Estado en 1789.

Así las cosas, Godoy decidió volver a sus alianzas tradicionales con el primer Tratado de San Ildefonso (1796) por el que se alió con la poderosa Francia con el fin de enfrentarse a su principal enemigo: Inglaterra (1796-1802). Fue la llamada guerra de la Segunda Coalición (1798-1801). España fue derrotada en la batalla naval del Cabo San Vicente (1797)  pero venció a Portugal (aliado de Inglaterra) en la llamada guerra de las Naranjas (1801) tras la que el condado de Olivenza se incorporó a España y a Godoy el título de “generalísimo”. La guerra acabó con el Tratado de Amiens (1802) por el que a España le devolvieron Menorca (ocupada por los ingleses durante la guerra). Pero en 1804 la flota inglesa atacó a la española, sin declaración de guerra previa, para capturar los recursos que procedían de América en el Cabo de Santa María. Es el comienzo de una nueva Guerra anglo-española (1804-08) que se solapa con la guerra de la Tercera Coalición (1803-06) contra Francia. La flota española y francesa se unieron para enfrentarse a la inglesa pero fueron derrotadas en Trafalgar (1805). Con la flota inglesa dominando los mares, las comunicaciones con América se cortaron. Los ingleses intentaron conquistar Montevideo y Buenos Aires sin éxito (1805-6).


Batalla de Trafalgar. El Santísima Trinidad contra el  HMS Victory

 

Múltiple crisis: política, económica y financiera

Para financiar las guerras el reino de España usaba las riquezas procedentes de América y de los tributos a las clases bajas. Pero si las guerras se alargaban debía obtener más recursos. Como ni se planteaba la posibilidad de aumentar los impuestos a las rentas altas (nobleza), se solían pedir préstamos a banqueros privados, pero pedía un alto interés. Para lograr recursos sin recurrir a ellos se idearon nuevas formas de financiación:
  • Vales reales que la corona vendía a particulares para conseguir fondos ofreciendo alto interés. Hoy en día esto se llama deuda pública. En 1800 1/4 parte de la deuda era de este tipo, el resto con banqueros.
  • Como los vales se devaluaron, en 1783 se creó el Banco de Carlos III. El banco se fundó como privado con el fin de atraer inversiones privadas voluntarias que sirvieran de aval a los gastos de la Corona. No se logró lo esperado así que la corona tuvo que asignar fondos desde instituciones públicas o eclesiásticas.
  • La mal llamada Desamortización de Godoy  (la inició Luis de Urquijo) en 1798 en la que se confiscó parte de las propiedades y tierras de instituciones benéficas de la Iglesia. Las tierras e subastaban para conseguir fondos. Se puede considerar la 2ª desamortización si se cuenta la expropiación de tierras de los jesuitas cuando Carlos III los expulsó en 1767. Afectó a 20% de las propiedades de la Iglesia: las propiedades de los jesuitas que aún no habían sido vendidas y a las propiedades de las "obras pías" instituciones educativas de salud y benéficas de la Iglesia, como los hospitales. Se hizo con el consentimiento de la Iglesia, que vendió sus propiedades y dio a la corona esos ingresos. Marcó el sentido de las desamortizaciones futuras: pagar la deuda pública. Con la Real Cédula (decreto para América) de consolidación (1804) se aplicó también la desamortización del 98 en América, lo que tuvo un efecto negativo en la vida de muchos americanos que contaban con los préstamos o arrendamientos de estas instituciones.
A pesar del aumento de ingresos con la desamortización, la corona española estaba en crisis financiera y fiscal porque no llegaban los ingresos desde América por el bloqueo inglés y los gastos habían crecido mucho por las guerras. Cada año aumentaba el endeudamiento con prestamistas extranjeros y había riesgo de no poder pagar las cuotas que se adeudan. En 1800 la Corona está a punto de caer en bancarrota, es decir, es incapaz de pagar los plazos de la deuda contraída.

Crisis de subsistencia (1804-5)

En esta época, a diferencia de la actualidad, los estados no ofrecían ningún tipo de servicio a sus habitantes. Se trataba de reinos que únicamente recaudaban tributos para sus guerras sin que ofrecieran ningún tipo de contraprestación a sus súbditos. Los únicos que ofrecían ayuda material a las clases bajas eran las instituciones benéficas de la Iglesia De modo que una crisis financiera del monarca no afectaba mucho a la vida cotidiana de los habitantes del reino. Pero entre los años 1804-5 hubo una crisis de subsistencia: malas cosechas, hambrunas y una epidemia de fiebre amarilla. Aumentó el éxodo rural hacia las ciudades por lo que el reparto de grano que hacían las instituciones benéficas acabó desbordado. En Madrid los pobres llegaron al 40% de la población.

Tratado de Fontainebleau (1807)

En el contexto de las guerras europeas, Francia y España decidieron invadir Portugal al ser aliado de los británicos. Por ello se firmó el Tratado de Fontainebleau (1807), por el cual España permitía el paso por su territorio del ejército francés para ello.Según este tratado, Godoy se convertiría en gobernante directo de la mitad sur de Portugal con el título de Príncipe de los Algarves, Francia controlaría el centro

Francia entró en España en octubre y ocupó Portugal, pero Napoleón ordenó a sus tropas que acamparan a las afueras de las principales ciudades españolas y llevó más refuerzos. Además la mayor parte del ejército español estaba fuera del territorio: 50.000 en Portugal y 10.000 en Dinamarca luchando junto con Francia contra sus enemigos. En febrero llegó a Madrid un poderoso ejército francés bajo las órdenes de Murat, lugarteniente de Napoleón. Además el emperador se proclama protector de todo Portugal ignorando lo acordado en Fontainebleau. Godoy, consciente de la jugada francesa, encargó al general Castaños formar un ejército para defenderse de los franceses y preparó la huida de la familia real a América para organizar la resistencia desde allí (como habían hecho los reyes portugueses). Se desplazaron a Aranjuez de camino a Andalucía y luego a América


Motín de Aranjuez (marzo 1808) 

Aprovechando las derrotas militares y la crisis agrícola, la alta nobleza y la Iglesia impulsan una campaña de difamación contra Godoy, al que consideraban un arribista, logrando que fuera cada vez más impopular. Convencieron a las clases bajas que Godoy era el responsable de todos los males. A esta facción se la llamó “partido fernandino” porque querían sustituir a Carlos por su hijo Fernando, que empezó a pensar que Godoy podría intentar ocupar el trono. Cuando la familia real se desplazó al palacio de Aranjuez, la nobleza fernandina aprovechó el descontento popular contra Godoy  para organizar un contra él el motín de Aranjuez. Nobles del círculo del príncipe Fernando contrarios a Godoy montaron un tumulto (ya lo habían intentado el año anterior sin éxito, la llamada conspiración/proceso del Escorial). Carlos pensó que la situación era insostenible, recordaba lo ocurrido en la Revolución francesa y temió por su vida. Por ello claudicó y aceptó sus demandas: destituyó a Godoy y él mismo abdicó en su hijo. A continuación Fernando VII entró en Madrid aclamado como nuevo rey. Días después Carlos se arrepintió de su decisión y él y su mujer María Luisa se indignaron con su hijo al considerar que había llegado al trono de forma desleal. 

Dos de Mayo 

El ejército francés, que llevaba tres meses instalado en España, confiscaba alimentos para su propio avituallamiento. Como la producción agraria en España era escasa, lo anterior generó problemas de abastecimiento y los precios subieron. Esta situación generó hartazgo entre los españoles y resentimiento contra los franceses. Cuando los franceses se quisieron llevar a los últimos miembros de la familia real que quedaban (dos infantes), los habitantes de Madrid se sublevaron el dos de mayo. El ejército español no intervino porque seguían aliados a los franceses, aunque algunos miembros sí que actuaron por su cuenta y se unieron a la sublevación como los capitanes Daoíz y Velarde.

El recientemente coronado rey,  Fernando VII estaba en ese momento en Bayona con Napoleón y también era partidario de reprimir a los madrileños al temer a que se tratara de una revuelta social como la de la Revolución francesa. El mariscal Murat reprimió duramente la sublevación y muchos madrileños fueron masacrados ese día y los prisioneros  fusilados al día siguiente. Entre ellos la joven Manuela Malasaña de 17 años.

Los alcaldes de Móstoles Andrés Torrejón y Simón Hernández firmaron un bando y mandaron emisarios informando de lo que había pasado.



Haz clic para desplegar y leer una versión novelada de la lucha callejera en Madrid  de la obra "El siglo de las Luces" (1962) de Carpentier
  • Un confuso rumor llenaba la ciudad. Aunque nada anormal parecía suceder en la calle de Fuencarral, podía notarse que ciertas tiendas y tabernas habían cerrado sus puertas repentinamente. Detrás de las casas, en calles aledañas, parecía que se estuviera congregando una densa multitud. De pronto cundió el tumulto. Grupos de hombres del pueblo, seguidos de mujeres, de niños, aparecieron en las esquinas, dando mueras a los franceses. De las casas salían gentes armadas de cuchillos de cocina, de tizones, de enseres de carpintería; de cuanto pudiese cortar, herir, hacer daño. Ya sonaban disparos en todas partes, en tanto que la masa humana, llevada por un impulso de fondo, se desbordaba hacia la Plaza Mayor y la Puerta del Sol. Un cura vociferante, que andaba a la cabeza de un grupo de manolos con la navaja en claro, se volvía de trecho en trecho hacia su gente para gritar: ¡Mueran los franceses! ¡Muera Napoleón! El pueblo entero de Madrid se había arrojado a las calles en un levantamiento repentino, inesperado y devastador, sin que nadie se hubiese valido de proclamas impresas ni de artificios de oratoria para provocarlo. La elocuencia, aquí, estaba en los gestos; en el ímpetu vocinglero de las hembras; en el irrefrenable impulso de esa marcha colectiva; en la universalidad del furor. (...) Luego fue el furor y el estruendo, la turbamulta y el caos de las convulsiones colectivas. Cargaban los mamelucos, cargaban los coraceros, cargaban los guardias polacos, sobre una multitud que respondía al arma blanca, con aquellas mujeres, aquellos hombres que se arrimaban a los caballos para cortarles los ijares a navajazos. Gentes envueltas por pelotones que desembocaban por cuatro calles a la vez, se metían en las casas o se daban a la fuga, saltando por sobre tapias y tejados. De las ventanas llovían leños encendidos, piedras, ladrillos; derramábanse cazuelas, ollas, de aceite hirviente, sobre los atacantes (...). Luego vino la noche. Noche de lóbrega matanza, de ejecuciones en masa, de exterminio, en el Manzanares y la Moncloa. Las descargas de fusilería que ahora sonaban se habían apretado, menos dispersas, concertadas en el ritmo tremebundo de quienes apuntan y disparan, respondiendo a una orden, sobre la siniestra escenografía de los paredones enrojecidos por la sangre. Aquella noche de un comienzo de mayo hinchaba sus horas en un transcurso dilatado por la sangre y el pavor. Las calles estaban llenas de cadáveres, y de heridos gimientes, demasiado destrozados para levantarse, que eran ultimados por patrullas de siniestros mirmidones, cuyos dormanes rotos, galones lacerados, contaban los estragos de la guerra a la luz de algún tímido farol, solitariamente llevado por toda la ciudad, en la imposible tarea de dar con el rostro de un muerto perdido entre demasiados muertos.
 
Madrid 8 de Mayo de 1808 del pintor e ilustrador contemporáneo Justo Jimenez Bazaga

Haz clic para desplegar y leer la orden de Murat publicada en la Gaceta de Madrid el 6 de mayo de 1808 Orden del día:
Soldados: mal aconsejado el populacho de Madrid, se ha levantado y ha cometido asesinatos. Bien sé que los españoles que merecen el nombre de tales han lamentado tamaños desórdenes, y estoy muy distante de confundir con ellos a unos miserables que sólo respiran robos y delitos. Pero la sangre francesa vertida clama venganza. Por lo tanto mando lo siguiente:
Art. 1. Esta noche convocará el General Grouchy la comisión militar.
Art. 2. Serán arcabuceados todos cuantos durante la rebelión han sido presos con armas.
Art. 3. La Junta de Gobierno va a mandar desarmar a los vecinos de Madrid. Todos los moradores de la corte, que pasado el tiempo prescrito para la ejecución de esta resolución, anden con armas, o las conserven en su casa sin licencia especial, serán arcabuceados.
Art. 4. Todo corrillo que pase de ocho personas, se reputará reunión de sediciosos y se disipará a fusilazos.
Art. 5. Toda villa o aldea donde sea asesinado un francés será incendiada.
Art. 6. Los amos responderán de sus criados, los empresarios de fábricas de sus oficiales, los padres de sus hijos y los prelados de conventos de sus religiosos.
Art. 7. Los autores de libelos impresos o manuscritos que provoquen a la sedición, los que los distribuyeren o vendieren, se reputarán agentes de la Inglaterra, y como tales serán pasados por las armas.
Dado en nuestro cuartel general de Madrid, a 2 de mayo de 1808.
J. Murat. Gaceta de Madrid, 6 de mayo de 1808.
 
Haz clic para desplegar y leer sobre los abusos de los franceses Catálogo de la exposición: Madrid, el 2 de mayo de 1808. Viaje a un día en la Historia de España, Madrid, 1992, pp. 131-132.Entre las víctimas sacrificadas por la ferocidad francesa, el memorable día 2 de mayo, fue una sobrina carnal, Manuela Malasaña, de edad de 15 años, hija de Juan y María Oñoro, ya difuntos, habitantes de la calle de San Andrés, número 18, cuya joven viniendo de bordar fue registrada, y sin más motivo que haberla hallado las tijeras que traía colgadas de una cinta para uso de su ejercicio, la fusilaron bárbaramente los soldados franceses hacia el parque de Artillería en cuyo sitio aún subsiste una cruz. Catálogo de la exposición: Madrid, el 2 de mayo de 1808. Viaje a un día en la Historia de España, Madrid, 1992, pp. 131-132.
 
Haz clic para desplegar y leer el bando de los alcaldes de Móstoles Andrés Torrejón y Simón Hernández, por el que se declara la guerra (2 mayo 1808)
  • Señores justicias de los pueblos a quienes se presentare este oficio, de mi el alcalde ordinario de la villa de Mostoles. Es notorio que los franceses apostados en las cercanías de Madrid, y dentro de la Corte, han tomado la ofensa sobre este pueblo capital y las tropas españolas; por manera que en Madrid está corriendo a estas horas mucha sangre. Somos españoles y es necesario que muramos por el rey y por la patria, armándonos contra unos perfidos que, so color de amistad y alianza, nos quieren imponer un pesado yugo, después de haberse apoderado de la augusta persona del rey. Procedan vuestras mercedes, pues, a tomar las más activas providencias para escarmentar tal perfidia, acudiendo al socorro de Madrid y demás pueblos, y alistandonos, pues no hay fuerza que prevalezca contra quien es leal y valiente, como los españoles lo son. Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.


Abdicaciones de Bayona 

Carlos se sintió traicionado por su hijo y pidió a Napoleón que mediara. Napoleón se ofreció como mediador y convocó a los dos, padre e hijo, a una reunión en Bayona (la ciudad francesa cercana a la frontera con España). Ambos fueron a la reunión con la intención de lograr el apoyo del emperador y sin saber que venía el otro. Napoleón azuzó a Carlos contra su hijo y luego los reunió donde discutieron duramente. 

El 2 de mayo llegó a Bayona la noticia de que se había iniciado una sublevación popular en Madrid. Al tratarse de una revuelta popular, fue visto con preocupación por Carlos y Fernando que temían una revolución como la francesa. Entonces Napoleón presionó a Fernando para que abdicara en su padre y tras pensarlo accedió al comprobar que no contaba con el apoyo del emperador y temeroso de la revuelta de Madrid. Al mismo tiempo convenció a Carlos de que le cediera el trono para poner orden en el reino español. Carlos aceptó y abdicó su trono en Napoleón. Puso únicamente dos condiciones que el emperador aceptó: que mantengan la unidad del Imperio y que preserve el catolicismo. Napoleón trasladó a padre e hijo a Francia, donde los instaló en dos palacios franceses y les concedió rentas vitalicias. A continuación, cedió la corona a su hermano José que trajo desde Italia.

Para dar mayor legitimidad al cambio dinástico, llamó a Bayona a los representantes de la nobleza, clero y ciudades españolas para que juren lealtad al nuevo rey. Al llegar estos notables revisaron, reformaron y aprobaron una Constitución o Estatuto: la Constitución de Bayona. Se puede considerar una constitución en tanto que participó una asamblea de notables que representaban al reino, pero también se puede considerar una carta otorgada en tanto que se hizo por iniciativa de Napoleón y él mismo redactó la mayor parte, en este caso se hablaría de Estatuto de Bayona. Cuando llegaron las noticias de las abdicaciones a España, en muchas ciudades se negaron a aceptarlo, iniciándose así la guerra.   


Haz clic para desplegar y leer la abdicación de Carlos IV
  • Como los achaques de que adolezco no me permiten soportar por más tiempo el gran peso del gobierno de mis Reinos (...) he determinado, después de la más seria deliberación, abdicar mi corona en mi heredero y muy caro hijo príncipe de Asturias.

Haz clic para desplegar y leer la Carta de Carlos IV a Napoleón. Marzo de 1808

Haz clic para desplegar y leer la carta de Carlos IV al Consejo de Castilla He tenido a bien dar a mis amados vasallos la última prueba de mi paternal amor. Su felicidad, la tranquilidad, e integridad de los dominios que la divina providencia tenía puestos bajo mi gobierno han sido durante mi reinado los únicos objetos de mis constantes desvelos, Cuantas providencias y medidas se han tomado desde mi exaltación al trono de mis augustos mayores, todas se han dirigido a tan justo fin,: y no han podido dirigirse a otro. Hoy, en las extraordinarias circunstancias en que se me ha puesto y me veo, mi conciencia, mi honor y el buen nombre que debo dejara la Posteridad, exigen imperiosamente de mí que el último acto de mi Soberanía únicamente se encamine al expresado fin, a saber, a la tranquilidad, prosperidad, seguridad e integridad de la monarquía de cuyo trono me separo, a la mayor felicidad de mis vasallos de ambos hemisferios
Así pues, por un tratado firmado y ratificado he cedido a mi aliado y caro amigo el Emperador de los franceses todos mis derechos sobre España e Indias; habiendo pactado que la corona de las Espanas e Indias ha de ser siempre independiente e íntegra cual ha sido y estado bajo mi soberanía, y también que nuestra sagrada religión ha de ser no solamente la dominante en España, sino también la única que ha de observarse en todos los dominios de esta monarquía. Tendréislo entendido y así lo comunicaréis a los demás consejos, a los tribunales del reino, jefes de las provincias tanto militares como civiles y eclesiásticas, y a todas las justicias de mis pueblos, a fin de que este último acto de mi soberanía sea notorio a todos en mis dominios de España e Indias, y de que conmováis y concurran a que se lleven a debido efecto las disposiciones de mi caro amigo el Emperador Napoleón, dirigidas a conservar la paz, amistad y unión entre Francia y España, evitando desordenes y movimientos populares, cuyos efectos son siempre el estrago, la desolación de las familias, y la ruina de todos.
Dado en Bayona en el palacio imperial llamado del Gobierno a 8 de mayo de 1808. Yo el Rey. Gaceta de Madrid, vermes 20 de mayo de 1808

Haz clic para desplegar y leer la renuncia de Fernando en el tratado entre el Emperador y Fernando (mayo 1808)
  • Su Alteza real el Príncipe de Asturias se adhiere a la cesión hecha por el rey Carlos de sus derechos al trono de España y de las Indias en favor de su Majestad el Emperador de los Franceses,Rey de Italia y protector de la Coinfederación del Rhin, y renuncia en cuanto sea menester a los derechos que tiene como príncipe de Asturias a dicha corona (...)
 
Haz clic para desplegar y leer la proclama de Napoleón a los españoles (25 mayo 1808)
  • Españoles: después de una larga agonía vuestra nación iba a perecer. He visto vuestros males y voy a remediarlos... Vuestros príncipes me han cedido todos sus derechos a la corona de las Españas; yo no quiero reinar en vuestras provincias (...) y os haré gozar de los beneficios de una reforma sin que experimentéis quebrantos, desórdenes y convulsiones.
    Españoles: he hecho convocar una asamblea general de las diputaciones, de las provincias y de las ciudades. Yo mismo quiero saber vuestros deseos y vuestras necesidades... asegurándoos al mismo tiempo una Constitución que concilie la santa y saludable autoridad del Soberano con las libertades y privilegios del pueblo. Españoles: acordaos de lo que han sido vuestros padres, y mirad a lo que habéis llegado. No es vuestra la culpa, sino del mal gobierno que os regía. Yo quiero que mi memoria llegue hasta vuestros últimos nietos y que exclamen: es el regenerador de nuestra patria.
 

 Defensa del parque de artillería de Monteleón durante el Levantamiento del 2 de mayo en Madrid es una obra de Joaquín Sorolla 


Inicio de la guerra

Cuando llegaron a España las noticias de las abdicaciones de Bayona, muchos siguieron considerando que Fernando VII era el rey legítimo y que había sido traicionado por Napoleón. En numerosas ciudades se crearon juntas locales formadas por los notables (personas importantes), el llamado juntismo.  Declararon que no aceptaban a José I por lo que ordenaron levas masivas (reclutamiento de civiles) para crear ejércitos y declararon la guerra a Francia y la paz con Inglaterra [2]. Muchos gobernadores nobles que no se unieron a la sublevación o dudaron, fueron linchados. Parte del ejército español se les unió (los patriotas) y otra parte se mantuvo leal al nuevo monarca (los afrancesados) y luchó al lado del ejército francés que contaba con numerosos soldados polacos (aliados de los franceses). De esta forma comenzó la Guerra de Independencia española que en cierta medida fue también una guerra civil. La guerra se caracterizó por la brutalidad por parte de los dos bandos y la implicación de la población civil: matanzas, saqueos, ejecuciones arbitrarias, crueldad, violencia sexual, sangrientos asedios con bombardeos de artillería contra ciudades sitiadas (como los de Zaragoza o Gerona), etc.
 
Agustina de Aragón sustituye a los artilleros que habían caído y frena la entrada de los franceses en Zaragoza. Pintura de  Augusto Ferrer-Dalmau

Bailén y la primera fase de la guerra

Durante 1808, los españoles patriotas obtuvieron varias victorias: en la batalla de Bailén las tropas españolas de Andalucía bajo mando del general Castaños (aunque no participó en la batalla), ganaron a las francesas del general Dupont. Los franceses fueron frenados en los sitios de Gerona y Zaragoza por el General Palafox , donde tuvo lugar la resistencia heroica de Agustina de Aragón. La Junta suprema que lidera al resto de juntas, declararon el fin de la guerra contra Inglaterra Los ingleses llegaron por el Atlántico para liberar Portugal y a continuación, ingleses y portugueses siguieron luchando contra los franceses en el interior de España. Como los franceses estaban retrocediendo en todos los frentes, a finales de 1808 Napoleón decide venir con su propio ejército (250.000 hombres) a la Península controlando todo el territorio español hasta Madrid.


Asalto a las murallas de Zaragoza obra de Suchodolski, pintor polaco que trabajó para los franceses

Napoleón y la guerra de guerrillas

Tras la batalla de Ocaña (1809) el ejército franco-hispano conquistó Andalucía y casi toda España, únicamente se libraron de la ocupación San Fernando, Cádiz y Tarifa porque estaban defendidas por la flota inglesa, Cartagena que resistió el asedio y Alicante porque los franceses mandaron un ejército demasiado pequeño y luego se centraron en otros frentes.  

Después Napoleón se retiró porque tuvo que atender otros asuntos y los ingleses aprovecharon para lanzar operaciones. Estaban dirigidos por Arthur Wellesley (futuro duque de Wellington, en 1814). Como los ejércitos regulares patriotas fueron derrotados, la resistencia se organizó en guerrillas, como las de Juan Martín el Empecinado (en la cuenca del Duero) o el cura Merino  (Jerónimo Merino, no confundir con el cura Merino Martín que intentó matar a Isabel II). Ambos lucharon en Castilla y León y ambos fueron nombrados mariscales después de la guerra. Entre 1811-12, la guerra y el corte de las comunicaciones provocaron una hambruna en España, sobre todo en Madrid.


Durante la guerra en Alicante se construyó el castillo de San Fernando para defenderse mejor del futuro ataque francés, pero este no llegó a realizarse con suficiente contundencia porque no llegaron suficientes tropas francesas y la ciudad no fue ocupada. Fuente alicanteplaza. [3]



Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses, por Eugenio Álvarez Dumont (1887).

Campaña de Rusia y retirada francesa

En 1812 Francia retiró de España parte de su ejército  para la campaña de Rusia en la que fue diezmado. Entramos así en la 3ª fase de la guerra caracterizada por el retroceso de los franceses ante la imposibilidad de recibir refuerzos. Los hispano-ingleses vencieron en la batalla de los Arapiles (1812) por lo que José y los franceses abandonaron Madrid llevando un gran botín (oro, plata y obras de arte). Los franceses fueron derrotados de nuevo en la batalla de Vitoria (1813), por la que los españoles recuperaron el botín que pretendían llevarse. En 1813 firmaron la paz y se retiraron de casi toda España menos de algunos puntos de Cataluña y Aragón, que se retiraron un año después. En conclusión se puede decir que la guerra de independencia la ganaron tres ejércitos: el inglés, el portugués y el español apoyados por las guerrillas.

Mapa de libre disposición elaborado por el profesor José Javier Martínez. 

Catastrófico balance de la guerra 

  • Destrozos materiales y pérdidas humanas: contando con la hambruna de 1811-12, cerca del ½ millón de muertos (300.000 de ellos muertos en guerra) tal y como reflejó Goya en sus grabados Desastres de la guerra. Se destruyó gran parte de las infraestructuras que se levantaron durante el siglo XVIII.
  • Pobreza y escasez, por lo que volvieron los bandoleros (ladrones armados que actuaban en zonas rurales).  
  • Primer exilio ideológico: con el decreto 1814 se prohibió la vuelta a los que hayan tenido algún cargo con José I, en torno a 10.000 afrancesados huyeron a Francia.
  • Aumentó el déficit fiscal del Estado. Los gastos superaban a los ingresos (que se han reducido) y la deuda era creciente.
  • España perdió toda su flota.  Aunque en la batalla de Trafalgar se perdieron algunos barcos, quedaban muchos en los puertos, pero se quedaron sin mantenimiento. Cuando empezó la guerra contra Francia los recursos se usaron para el ejército de tierra y los barcos españoles se fueron pudriendo y hundiendo en los puertos. A finales de la guerra apenas quedaba 1 o 2 barcos operativos. 
En conclusión, si en 1808 España era una potencia europea comparable al resto, solo por detrás de Francia por tierra y de Inglaterra por mar, en 1814 España mostraba un claro retraso respecto a otras potencias europeas. Desde ese momento España dejó de ser una potencia de primer orden. 


Haz clic para desplegar y leer una valoración de la Guerra de Independencia del historiador Josep Fontana. De su obra La Crisis del Antiguo Régimen (1808-33) de 1979
  • En la España de 1808 hubo, ante todo, un levantamiento popular contra un invasor extranjero, que dio lugar, por la inacción o la complicidad de las viejas clases dirigentes, a la constitución de un poder revolucionario. Pero las propias clases dirigentes tomaron parte en este proceso e impidieron su radicalización. Los diputados más exaltados de Cádiz serán propietarios feudales como el conde de Toreno o sacerdotes como Muñoz Torrero. Hombres que, ante las coacciones de los sectores más retrógrados, se avinieron rápidamente a pactar. Querían cambiar el país, pero no por la violencia, a la manera que en Francia, sino proponiendo soluciones razonables y moderadas, que todos pudieran aceptar



     José I y el Estatuto de Bayona

    En España se establecieron dos poderes: por un lado la monarquía de José I y por otro las juntas (consejos de personas importantes de cada ciudad) que no aceptaron la soberanía de José I y se declararon partidarios de Fernando, al que creían prisionero. 

    Napoleón y José I realizaron una serie de reformas que supusieron avances respecto al sistema absolutista anterior. El Estatuto/Constitución de Bayona, realizado por Napoleón, se define como constitución y dice que "escuchó" a la junta nacional y estos pudieron modificar ciertos aspectos, pero hay un debate sobre su naturaleza porque también se puede considerar una carta otorgada o estatuto real ya que casi todo se estableció tal y como quería Napoleón.
    • Conservadora respecto a las reformas políticas y la libertad de culto. Mantiene elementos del antiguo régimen: no hay división de poderes, las Cortes no tienen poder real, son consultivas y además con estamentales. El catolicismo única religión oficial y permitida (condición que le puso Carlos IV para abdicar) 
    • La Constitución de Bayona supuso un avance en algunos aspectos como la igualdad ante la ley o la libertad económica con medidas como la eliminación de las aduanas internas y se eliminan las limitaciones al comercio de la Península con América. También se unificaban los impuestos acabando con los fueros y se eliminaban los privilegios feudales poniendo fin a los señoríos territoriales. Además se estableció el fin de las torturas, la eliminación de la Inquisición, la libertad de imprenta y la inviolabilidad del domicilio. Se puso fin al sistema polisinodial unificándose todo en un solo Consejo de Estado. Se intentó la desamortización de parte de los bienes del clero regular (3º  si se cuenta la de Carlos III y la de Godoy), pero tampoco no se pudo llevar a cabo. En 1810 el ingeniero y matemático José María Lanz estableció una propuesta de división territorial en prefecturas (hoy provincias) para ordenar la caótica división anterior. 
    Por otra parte, en 1809, José I aprobó la creación de la bolsa de Madrid con el fin de fomentar la inversión en empresas industriales y comerciales, pero no llegó a entrar en vigor por la guerra. 

    Como se establecieron algunos avances, José I contó con el apoyo de muchos españoles llamados despectivamente afrancesados. Pero por la guerra las reformas que propusieron sus gobiernos nunca llegaron a aplicarse. Además en 1812, José accedió a los deseos de su hermano y cedió Cataluña a Francia. Los planes de Napoleón eran anexionarse todos los territorios al norte del río Ebro.


    Propuestas de división en prefecturas (provincias) de J. Lanz para José I . Fuente: wikipedia parcialmene editado. 

    Primera fase de la Revolución Liberal española (1808-14)

    Por otro lado se formaron numerosas juntas locales tanto en la Península como en América, que no reconocían a José I como monarca y exigían la vuelta de Fernando VII. En ellas había miembros de diferentes grupos sociales aunque estaban dirigidas por personas importantes o notables (funcionarios, aristócratas, militares y burgueses). El fenómeno del juntismo se volverá a reproducir en otras ocasiones durante el siglo XIX. Las juntas se coordinaron con una Junta Central, que se creó en Aranjuez y estaba presidida por  el murciano Conde de Floridablanca (murió ese año) con la participación de Jovellanos (que murió dos años después). Por la presión francesa se trasladó a Sevilla y después a Cádiz. En esta ciudad la Junta Central convocó  las Cortes (1810-14) y aprobó su propia disolución tras nombrar un Consejo de Regencia.  No se convocaron unas cortes estamentales, como era lo normal en el Antiguo Régimen, sino que los partidarios del liberalismo consiguieron unas cortes nacionales con representantes por territorios. De esta forma comenzó la 1º fase de la Revolución liberal española. Se nombraron representantes de las ciudades, sobre todo burgueses, funcionarios y clérigos (pocos nobles y ningún campesino) y llegaron también representantes de los virreinatos americanos. En las Cortes de Cádiz se perfilaron tres corrientes que debatieron entre ellas: 
    • La de los reformistas o jovellanistas, influidos por la ilustración y partidarios de la soberanía compartida. 
    • Los liberales, partidarios de una monarquía parlamentaria con soberanía nacional como Agustín Argüelles, el sacerdote Diego Muñoz Torrero y Pérez de Castro. Aquí aparece ese término para referirse a esta ideología por primera vez. 
    • Los absolutistas, llamados despectivamente serviles, se quedaron en minoría. 

    Haz clic para desplegar y leer Diario de Sesiones de Cortes de Cádiz elaborando la Constitución (24 de septiembre de 1810)
    • Discutióse prolijamente sobre cada uno de los puntos que comprendía (el proyecto presentado por Muñoz Torrero). El primero declaraba hallarse los Diputados que componen este Congreso, y que representan la Nación, legítimamente constituidos en Cortes generales y extraordinarias, en quienes reside la soberanía nacional. Quedó aprobado.
      Por el segundo se reconocía y proclamaba de nuevo al Sr. Rey D. Fernando VII, y se declaraba nula la cesión de la Corona que se dice hecha en favor de Napoleón. Quedó aprobado.
      Por el tercero se establecía la separación de los tres Poderes, reservándose las Cortes el ejercicio del legislativo. Quedó aprobado.
      Por el cuarto se declaraba que los que ejerciesen el Poder ejecutivo en ausencia del Sr. Rey D. Fernando VII serían responsables ante la Nación. Quedó aprobado.
      Por el quinto habilitaban las Cortes a los actuales individuos del Consejo de Regencia para que interinamente ejerciesen el Poder ejecutivo, lo que era tanto más conveniente declarar, como que el Consejo de Regencia debía ser rehabilitado, y había manifestado en su papel sus deseos de dejar el mando. Quedó aprobado.
      Por el sexto se establecía que el Consejo de Regencia vendría a la sala de sesiones a reconocer la soberanía nacional de las Cortes. Prolongándose mucho la discusión en este punto, se propuso por algunos Srs. Diputados que fuese permanente la sesión hasta que quedase terminado este decreto fundamental, y el reconocimiento que debía prestar el Consejo de Regencia.
      Acordado así por el Congreso, siguió la discusión hasta determinarse el punto como queda en el decreto (...)
      Por el décimo se declaraba que las personas de los Diputados son inviolables. Quedó aprobado.
     
    «¡Viva la Pepa!» obra de Salvador Viniegra, en 1912 que representa el momento en que las Cortes de Cádiz promulgan la Constitución de 1812. Museo Histórico Municipal, Cádiz.

    La Constitución de 1812

    Las Cortes de Cádiz elaboraron la Constitución de 1812 o la Pepa (por aprobarse en San José). Se hizo acorde con la ideología de los jovellanistas y de los liberales, mientras que los serviles apenas aportaron por ser minoría. Muchas medidas recordaban a las de la Revolución francesa, pero por la guerra contra Francia, solo se referenció a los ilustrados y a las tradición pactista de las cortes medievales españolas. Era muy extensa (368 artículos) y en ella se declaró:

    • La soberanía se declara nacional, es decir, el derecho legítimo a ejercer el poder recae en el conjunto de los españoles que se convierten en la nación política y no en el monarca, como hasta ese momento. Se invertía la soberanía, ahora es la nación política la que decide coronar al rey. El diputado Argüelles exclamó: “¡Españoles,ya tenéis patria!”(que significa nación política). La nación española se define como la reunión de los españoles de ambos hemisferios (Europa y América) representada por sus  diputados. Pero los españoles de América, siendo superiores en número a los peninsulares, tenían menos representantes.  
    • Establecimiento de una monarquía constitucional. El poder del monarca quedó limitado por un parlamento de cámara única llamado Cortes y no se reservó ninguna cámara para la nobleza. Los diputados se elegían por sufragio universal masculino los mayores de 25 años (en ese momento solo EEUU tenía ese sufragio) e indirecto: elegían a compromisarios escalonadamente: barrio, local y provincial). Aunque quedaban excluidos los esclavos, frailes, criados y asalariados porque se entendía que su situación les impedía votar libremente. También se limitaba  la posibilidad de ser diputado a aquellos que tuvieran una renta mínima así que solo podían acceder los de clase alta. También se estableció la elección de los gobiernos locales.
    • División de poderes. El poder ejecutivo es del rey, pero el legislativo de las Cortes con el rey (el rey tenía poder de veto suspensivo por dos años, pero no podía disolver las Cortes), el judicial los tribunales: se crea el Tribunal Supremo y se suprime el sistema polisinodial (multitud de Consejos) 
    • Igualdad de los ciudadanos ante la ley y declaración de derechos individuales (libertad opinión, propiedad, inviolabilidad del domicilio) por lo que se pone fin a los privilegios feudales como la exención fiscal de nobles y territorios. 
    • Se creó una caja única de recaudación de impuestos poniendo fin al complejo sistema fiscal anterior.
    • Educación universal: se decreta que todos los españoles deben aprender a leer, escribir, contar y el catecismo, por lo que se establecerán escuelas de primeras letras. 
    Aunque la Constitución de 1812 no llegó a aplicarse por la guerra, se convirtió en un referente mundial para esa década y la siguiente e influyó en otros movimientos liberales. Además de difundir las ideas liberales por Hispanoamérica, muy pronto se tradujo al portugués y al italiano e influyó en la constitución portuguesa, en las repúblicas italianas, especialmente en las constituciones Palermo y Sicilia. Llegó incluso a leerse en la India y fue un referente para los liberales rusos que protagonizaron el movimiento decembrista.  [4] 

     
     


    Haz clic para desplegar y leer un fragmento de la Constitución de 1812
    • Las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española (...).
      Art. 1. La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios. Art. 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
      Art . 3. La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.
      Art. 4. La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabías y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen (...).
      Art. 8. También está obligado todo español, sin distinción alguna, a contribuir en proporción de sus haberes para los gastos del Estado (...).
      Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación la protege por leyes sabias y justas, y prohíbe el ejercicio de cualquier otra (...).
      Art. 14. El Gobierno de la Nación española es una Monarquía moderada hereditaria.
      Art. 15. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el rey.
      Art. 16. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el rey.
      Art. 17. La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y criminales reside en los tribunales establecidos por la ley (...).
      Art. 34. Para la elección de los diputados de Cortes se celebrarán juntas electorales de parroquia, de partido y de provincia Art. 142. El Rey tiene derecho de veto, por dos veces consecutivas.
      Art. 366. En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán escuelas de primeras letras, en las que se enseñará a los niños a leer, escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá también una breve exposición de las obligaciones civiles (...).


      Otras medidas de las Cortes: fin del Antiguo Régimen

      Aparte de la Constitución se aprobaron reformas legales que la desarrollan. Todas de tipo liberal o reformista (jovellanista) poniendo fin al Antiguo Régimen en contra de la posición de los serviles (absolutistas). 
      • Decreto de libertad de imprenta para textos no religiosos. Hubo un despegue de la prensa escrita de tipo político impulsada por los debates de las Cortes de Cádiz.
      • Abolición de la tortura
      • Fin de la inquisición, aunque se mantiene la oficialidad de la religión católica y no hay libertad de culto. 
      • Creación de la Milicia Nacional, policía urbana integrada por vecinos cuyos mandos son elegidos por los propios soldados. Se organiza en infantería y caballería. Su fin era mantener el orden público y el orden constitucional. 
      • Informe para una instrucción pública (1814) de Manuel José Quintana, que propone la sustitución del sistema educativo de esa época: elitista y controlado por la Iglesia, por otro de carácter universal y laico. 
      • Propuestas de división provincial en 1812. El objetivo era controlar mejor el territorio desde el Estado. Además servían para establecer las circunscripciones electorales. Se quiso racionalizar las antiguas divisiones del Antiguo Régimen y era una alternativa a las prefecturas de los afrancesados. Se quiso respetar en parte criterios históricos y compaginarlo con criterios geográficos y demográficos. Las Cortes de Cádiz recibieron dos propuestas; la de Antonio Ranz con José Espiga (1812) y la de Felipe Bauzá (1813). Ninguna llegó a entrar en vigor por la guerra.
      • Propuesta de desamortización de Arguelles de 1813 que no llegó a realizarse (4º si se cuenta la de Carlos IV, Godoy y José I) se expropiarían los conventos pequeños de menos de 12 individuos y los bienes de los afrancesados y los adquiridos por José I, pero no llegó a realizarse. 
      • Leyes de liberalización de la propiedad, el trabajo y la actividad económica:  
        • - Ley de industria que liberaliza el sector y acaba con los gremios
        • - Ley de ganadería, permite a los ayuntamientos hacer uso de sus tierras comunales y acaba con el Concejo de la Mesta
        • - Ley de Señoríos (1811). Acaba con los señoríos jurisdiccionales de la nobleza y de la Iglesia.  Perdieron sus privilegios: administrar justicia, prestaciones personales obligatorias de los campesinos (servidumbre), privilegios exclusivos (caza, molinos, etc.), nombramientos de cargos locales, cobrar rentas señoriales, etc. Pero en la práctica muchos  señoríos jurisdiccionales, se convirtieron en territoriales, convirtiéndose así los señores en terratenientes. 
        • - Se suprimió la mita y las prestaciones obligatorias de los indios americanos. 

      Haz clic para desplegar y leer el Decreto de supresión de los señoríos jurisdiccionales (1811)
      • Deseando las Cortes generales y extraordinarias remover los obstáculos que hayan podido oponerse al buen régimen, aumento de población y prosperidad de la Monarquía española, decretan:
        1º. Desde ahora quedan incorporados a la Nación todos los señoríos jurisdiccionales de cualquier clase y condición que sean.
        2º. Se procederá al nombramiento de todas las Justicias y demás funciones públicas (...)
        4º. Quedan abolidos los dictados de vasallo y vasallaje, y las prestaciones así reales como personales, que deban su origen a título jurisdiccional (...).
        5º. Los señoríos territoriales y solariegos quedan desde ahora en la clase de los demás derechos de propiedad particular (...).
        6º. Por lo mismo de contratos, pactos o convenios que se hayan hecho en razón de aprovechamiento, arriendos de terrenos, censos, u otros de esta especie, celebrados entre los llamados señores y vasallos se deberán considerar desde ahora como contratos de particular a particular.
        7º. Quedan abolidos los privilegios llamados exclusivos, privativos o prohibitivos que tengan el mismo origen de señoríos, como son los de caza, pesca, hornos, molinos, aprovechamientos de aguas, montes y demás (...).
        14º. En adelante nadie podrá llamarse Señor de vasallos, exceder jurisdicción, nombrar jueces, ni usar de los privilegios y derechos comprehendidos de este decreto (...).
        Dado en Cádiz, 6 de agosto de 1811.
       

      División fiscal (no provincial) previa:










      Mapas de la obra de Jesús Burgueño Geografía política de la España Constitucional. La división Provincial (1996)

      Esquema global de la primera parte: 
       

      Fuentes bibliográficas y otras referencias 

      [1]  Sobre Godoy la biografía más completa es la del historiador de la Universidad de Alicate Emilio La Parra en su obra Manuel Godoy: La aventura del poder (2020)
      [2] España con honra. Una historia del siglo XIX español 1793-1923 (2023) del historiador Daniel Aquillué.
      [3]  María Luisa Álvarez Cañas autores de La Guerra de la Independencia en Alicante
      [4] Jorge Luengo y Pol Dalmau Writing Spanish history in the global age: connections and entanglements in the nineteenth century (2018). Publicado en Cambridge University Press.

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      12 comentarios:

      1. alumna malaga8/12/11, 17:37

        Me ha servido de gran ayuda esta página. Enhorabuena, es muy útil y con los vídeos es mucho más fácil enterarte de las cosas.
        Muchas gracias.

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      2. ola, mi nombre es estrella y tengo una duda sobre el informe del conde de Floridablanca al rey, quería saber que tipo de texto es según su origen, su carácter y su contenido; podría ayudarme.
        :-D

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      3. Ya te he respondido en la otra entrada donde pusiste ayer tu comentario.

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      4. Admirable iniciativa. Hace usted honor al término PROFESOR con mayúsuculas, y deja claro la falta que hacen más profesionales como usted a esta sociedad en estos momentos

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      5. Hola, me gustaría ver el tema del Antiguo Régimen pero me pide una contraseña, que puedo hacer? Magda

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        1. No sé a qué documento te refieres.

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        2. Ya lo he encontrado y lo he arreglado. Un saludo y gracias por el aviso.

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      6. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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      7. Buenas tardes Francisco, soy Leyre de 2º de bach b. En el enunciado del bloque 3.3, ¿tenemos que explicar el impacto de la Revolución francesa desde el la fusión de ideas liberales y nombramiento de Godoy hasta la guerra anglo-española y descontento popuelar o hasta el levantamiento del 2 de mayo?

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        1. Hola Leyre: En el bloque 3.3. hay que explica las consecuencias de la revolución francesa en la política internacional (guerras de la coalición). Sobre la reacción que produjo en las clases dirigentes se puede hablar del miedo que produjo a las clases dirigentes que llevó a rechazar cualquier reforma de tipo ilustrada.

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      8. Hola Francisco, me quedó la duda sobre si debíamos referirnos a la carta magna de José Bonaparte como estatuto de Bayona o como Constitución de Bayona

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        1. Las dos son correctas. Acabo de rehacer y ampliar ese apartado para que quede claro en "abdicaciones de Bayona"

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